COLOFÓN Esteban Rodríguez Ocaña Se ha celebrado el XVI Congreso de la SEHM y ha sido una fiesta familiar, tan cálida que si hubiese sido navidad no habríamos desentonado lo más mínimo. La gente estaba contenta de verse y de escucharse, encantada de comprobar, por el rabillo del ojo, que las arrugas y las canas no perdonan a nadie, salvo “al Comi”, perdón por el coloquialismo, y a Alvar Martínez . Por más que, no importa como lo organices, nunca parece haber tiempo suficiente para el intercambio durante las sesiones, lo que convierte los momentos de pausa en ejercicios apresurados de caza y negociación. Que conste que yo no daba un duro por este Congreso, visto lo apresurado de la convocatoria, pues aunque la SEHM tiene obligación de reunirse en plenario una vez cada tres años, en esta ocasión sabemos que hubo problemas para conseguir organizadores. Pues apresurados y todo, se han alzado con honores. Pongo voz a lo que era comentario generalizado en los pasillos: ha sid...