Novedad bibliográfica: La Cadellada. Una historia del hospital psiquiátrico provincial de Oviedo

Autor: Luis Ángel Sánchez Gómez

Aunque se afirma que el primer manicomio de Europa se levanta en Valencia a comienzos del siglo XV, lo cierto es que el Estado español no se interesa por el cuidado y el internamiento de sus locos hasta mediados del siglo XIX, y lo hace con desidia, creando un único manicomio estatal y delegando su asistencia en las diputaciones provinciales. En Asturias, la Diputación atiende a estos enfermos en sus dos primeros hospitales generales, el Hospital-Convento de San Francisco y el Hospital-Manicomio Provincial, pero no asume su ingreso permanente, que se hace de forma mayoritaria en el Manicomio de Valladolid. El enorme gasto que genera esta asistencia a las arcas provinciales conduce a la construcción del primer Hospital Psiquiátrico Provincial, el de La Cadellada. Tras revisar el largo proceso que nos sitúa en el inicio de las obras, en 1928, se presenta en este trabajo a quienes serán durante treinta años sus dos jefes clínicos y enseguida se aborda la historia del hospital, que abre sus puertas en 1934 y que pronto sufre su primer episodio de violencia y represión: la Revolución de Octubre, a cuyo conocimiento se dedican dos intensos capítulos. Mucho más intenso y dramático es el contenido de los cuatro siguientes, dedicados a la Guerra Civil: se trata la destrucción del complejo, la evacuación (republicana y «nacional») de sus enfermos, los fusilamientos de Valdediós, el uso de las ruinas como campo  de concentración y su reconstrucción tras el final del conflicto. Se revisa la «nueva normalidad» que se vive hasta mediados de los sesenta, el alcance de la primera Reforma Psiquiátrica, las huelgas de comienzos de los setenta y la decadencia que sufre el centro durante los estertores del franquismo, dedicando también unas páginas al interesante relato que nos ofrece la periodista asturiana Ángeles Villarta sobre su experiencia en La Cadellada. El penúltimo capítulo estudia el proceso de desinstitucionalización que arranca con la segunda Reforma Psiquiátrica, de mediados de los años ochenta, que conduce al progresivo vaciamiento del hospital. El libro concluye con un último capítulo que proyecta tensión, sufrimiento y una cierta esperanza. La tensión se manifiesta en los debates políticos y mediáticos que rodean el anuncio  de cierre del hospital desde finales de los noventa. El sufrimiento es el que padecen sus últimos enfermos tras el comienzo del proceso de demolición, que se extiende durante dos largos años, hasta mayo de 2005. La esperanza debería ser algo más que un deseo: que quienes se vieron obligados a abandonar La Cadellada encontraran en su nuevo destino una vida mejor.